UN MUNDO DIVERSO: LA CABIDA PERFECTA PARA SER TOLERANTE
Es bien sabido que, la realidad en la que vivimos, es la mejor oportunidad para ser tolerantes. Lo anterior por cuanto interactuamos con seres humanos completamente diferentes, que piensan, sienten y actúan de manera distinta. En este contexto se valida la belleza de la vida, por cuanto existe la magia de la sorpresa inherente en cada miembro que compone al prójimo en general.
Cada persona representa una perspectiva, una arista que, en sociedad nos hace diferentes, nos distingue, lo cual nos lleva al verdadero reto de convivir, ante el universo de diferencias que nos conforman y nos complementan.
Al ser diferentes estaremos entonces, ante la necesidad de abandonar el ego destructor, para ver el mundo desde los ojos de otros, con el objetivo de buscar otras formas de ver la vida: la búsqueda de la perfección (o, en suma, tratar de aproximarse) está en dejar de pensar que la vida se entiende solo desde mis “formas” particulares.
Y entonces, se puede concebir que el respetar a los otros, en todos los planos constitutivos (espirituales, comunicativos, axiológicos, artísticos…) nos llevará a los verdaderos caminos de la tolerancia, para materializar en sí, lo que causalmente nos llevará al amor verdadero.
Solo se podría abandonar la necesidad de ser tolerante en una sociedad donde todos fueran iguales, ¿nos podemos imaginar, tan solo, una sociedad así? Pero no existe, todos somos diferentes, luego estamos en la perfecta necesidad de ser tolerantes.
Como conclusión, es importante tener presente la reflexión de Jesús en torno a la tolerancia: “Amarás al SEÑOR tu DIOS con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti
Jaime Andrés Carvajal
Docente de Español